Shalom Alejem Pueblo de Yisrael:
La sabiduría que procede de Yahweh no está en manos de
los necios e ignorantes de este mundo, ni en las manos de ricos y famosos, ni
siquiera en las manos del elohim de este olam, ha satán, quien a pesar de su
experiencia y del conocimiento, jamás pudo ponerla en práctica porque la
sabiduría en él, desapareció en el instante en que se rebeló contra Yahweh. L
necedad destruye poco a poco a los que son arrogantes.
Esta demás decirles como es Yahweh con aquellos que van
destruyendo en sí mismos todo lo bueno que Él les ha regalado.
¿Qué siente nuestro corazón, después de darnos cuenta
como nos vamos inclinando, aférrimes a un camino que desborda de necedad y que
su final es muerte?
Esa es la lucha diaria de aquellos que queremos hacer el
bien pero que, por negligencias e ignorancias, queremos caminar al borde límite
de donde se nos permite estar.
¿Cuál es el sentimiento que nos envuelve, nos atrapa, tal
y como la araña atrapa a sus víctimas en su tela?
¿Qué sentimos, que emociones, que sentimientos albergamos
dentro, cuando al final de la prueba nos damos cuenta de que no pudimos
resistirla y fue entonces que, nos acusamos sin piedad destruyendo lo que
habíamos conseguido?
No solo somos jueces de lo ajeno, sino que, además, somos
jueces implacables de nosotros mismos y les digo que hay veces que somos más
crueles con nosotros mismos, que el mismo ha satán cuando caemos en sus manos.
No hace falta salir, no hace falta ver fuera, porque todo
está dentro de nosotros. Así es, nuestro campo de batalla está dentro de ti y
de mí y es ahí donde debemos encararnos, donde debemos situarnos, porque está
lucha encarnizada entre el bien y entre el mal, se realiza día a día en cada
uno de nosotros.
No es válido ver como se sienten los demás mientras tu
dolor, tus fracasos, son ignorados por ti mismo como si tu mismo no fueras el
protagonista de tu propio caminar.
Ni es necesario huir como tantas veces hacemos, cuando
nos sentimos fracasados, casi destruidos, desorientados, en un estado emocional
casi al borde de la locura, porque huir jamás ha sido, ni es, ni será la
solución a nuestros problemas, nuestras luchas.
Cuando uno de nosotros consigue vencer DENTRO, ya ha
conseguido vencer la lucha DE FUERA.
Es cierto que ganamos muchas veces batallas, pero es más
cierto que muchas veces las perdemos. ¿Acaso te importa, acaso nos importa?
Seamos sinceros con nosotros mismos. ¡Claro que sí!
Nos importa porque no fuimos creados para sufrir sino
para vivir en total felicidad.
Nos importa porque no fuimos creados para luchar por algo
que se nos había regalado y por eso ahora, caminamos desorientados y a veces
vacío de cualquier sentimiento que abrigue felicidad.
Pero esta es nuestra realidad, aquí y ahora, es lo que
nos toca decidir, nos toca tomar decisiones, nos toca luchar para alcanzar algo
que, aunque fue un regalo, fuimos perdiendo poco a poco, o, mejor dicho, fuimos
cediendo, por ser negligentes, necios en nuestras decisiones y fuimos dejando
para hacerlo “mañana” sabiendo que el mañana es el fruto de nuestro hoy, de
nuestro presente.
La sabiduría es necedad para el mundo, pero también lo es
para muchos de nosotros, que pensamos, creemos, nos convencemos a nosotros
mismos y también a los demás, que dicha sabiduría se puede conseguir sin ningún
esfuerzo. Es como cuando pedimos amor, respeto, atención de aquellos a quienes
amamos pero que al fin y a cuentas, percibimos que no les importamos nada en
absoluto o como mínimo, no están interesados en nuestras vidas, aunque aparentemente
parezca que si lo hacen.
Amar, adquirir sabiduría, y un sinfín de sentimientos y
realizaciones que nos harán realmente felices, lo queremos conseguir por
nuestra propia cuenta, creyendo, después de haberlo pensado muy bien, que
estamos solos en este caminar y aunque algunas veces así lo parezca, como
mínimo, solos lo que se dice solo, jamás estamos, porque tenemos que caminar y
vivir todo esto, con nosotros mismos. Parece tantas veces que no luchamos por
la felicidad y la hermandad familiar, sino que estamos trabajando para su
destrucción, su extinción y esa es realmente nuestra realidad.
La verdadera sabiduría es poner en práctica lo bueno que
hemos aprendido, pero también, que muchos olvidan, es desechar lo malo que ya
sabemos que teníamos.
Retener lo bueno, asimilarlo, convencernos de ello y
realizarlo, y al mismo tiempo desechar lo impuro, lo que ya supimos que nos
retenía en la necedad y que tanto daño nos hacía.
Trabajar para uno mismo no es egoísmo, es sabiduría en
práctica, es contribuir a nuestro crecimiento tal y como debe ser según los
parámetros que hemos recibido de nuestro Creador Yahweh.
No estamos para hacernos daño con nuestras malas acciones
o con la ausencia de buenas acciones, estamos para realizarnos como hijos de
Yahweh, como hijos creados para hacernos bien y hacérselo a los demás.
¿Quién no está cansado de estar fracasando
constantemente? ¿Quién no se siente defraudado, agotado por esta interminable
lucha dentro de nosotros, entre lo que sabemos que es el bien y que anhelamos,
y el mal que conocemos y que realizamos como si fuera un acto autómata?
Dice la Torá, que, si conocemos el bien y no lo
realizamos, Yahweh nos considera como pecadores voluntarios y ustedes y yo
sabemos que los pecados que realizamos si son voluntarios, osea, conscientemente,
no son agradables a Él.
No todo en nuestra vida tiene que ser pecado, no todo,
fracasos, no toda desilusión, debemos aprender a equilibrar la balanza,
dándonos la oportunidad de ser “aptos” ante Yahweh por medio de nuestras
luchas, aunque esas luchas se conviertan muchas veces en derrotas.
¿Quién es tan perfecto como para dominar su lengua, o
dominar sus inclinaciones, sus debilidades?
¡NADIE!
Y si es así ¿Por qué nos dañamos tanto, porque nos
hacemos víctimas de aquello que ya fuimos liberados?
Aprendamos a cuidarnos, tal y como Yahshua lo hace,
porque si no lo hacemos, no solo no luchamos por nuestro bienestar, sino que
negamos a quien de verdad nos quiere ayudar, y así estaremos siendo dirigidos a
una destrucción que no deseamos, pero que es inminente si no tomamos acción
aquí y ahora.
¿Te sientes mal cuando pecas? ¡Qué bueno que te sientas
mal! porque esto es aviso que hay algo en ti, que te está diciendo, “NO
CAMINASTES BIEN”, pero también hay algo en los hijos de Yahweh que no hay en el
mundo, que hay alguien que te dice al mismo tiempo, “LEVANTATE Y SIGUE
LUCHANDO” y esa voz interior no es más que ese amigo que te ama, que es Yahshua
que se está uniendo a todo eso bueno que ya hay en ti, para animarte en esta
recta final, que todos nosotros estamos viviendo.
Yo quisiera ser amado como aprendí amar, pero no soy
necio, nadie puede amarme mientras me siga odiando y siga permitiendo el daño y
el pecado en mi vida.
¿No me enseña la sabiduría que, debo ser por fuera tal y
como soy por dentro?
¿Quién puede lograr esto?
Aquel que aprende y practica lo que la sabiduría le
enseña.
Tanta necedad he visto en mi propia vida que podría
escribir muchos libros, tantos deseos de ser amado y considerado que, mil
brazos serian pocos, pero al fin de todo, no seré sabio por el amor que deseo
tener, sino por valorar el amor que ya recibí y no presté atención.
Vanidad de vanidades todo lo que hay en el mundo, porque
la vanidad es el agua que apaga el fuego, la herramienta que corta el trigo aún
verde, es lo contrario a la vida, a la razón y sin embargo, es la imagen de
nuestras vidas.
Quisiera que todo acabara, que todo se resolviera, que
todo ya pasara, pero sé, que todo pasará en un instante, en un soplo y no será
cuando lo espero, sino que será en el momento inesperado de mi lucha diaria.
Quiera Yahweh que esté listo y preparado para enfrentarme
a este camino de luchas y salir triunfante de todo este aprendizaje.
Moreh:
Yhemaelh Zeev