"RAHAV DE YERICO"
EL sol amanece una vez más sobre Yericó. Rahav mira por la ventana a las fuerzas invasoras de Israel. Han montado campamento en la planicie que rodea la ciudad y están caminando de nuevo a su alrededor. Los soldados dejan a su paso una estela de polvo. Los cuernos vuelven a retumbar en el aire.
Rahav vive en Yericó. Ella conoce a su gente, sus calles, sus casas, sus bulliciosos mercados y tiendas. Puede percibir cómo crece el temor general conforme pasan los días y los israelitas realizan su extraño ritual diario: dar una vuelta alrededor de la ciudad. Sin embargo, el rugido de los shofar/cuernos, que hace eco en las calles y plazas de Yericó, no produce en Rahab el miedo y la angustia que genera en el resto de la gente.
La mujer observa desde la ventana de su casa, la cual está sobre la muralla, que Israel comienza temprano su séptimo día de marcha. Alcanza a ver entre los soldados a los sacerdotes tocando sus cuernos y cargando el arca sagrada que representa la presencia de su Elohe, Yahweh de los Ejercitos. Está sujetando con la mano el cordón rojo escarlata que cuelga de su ventana. Ese cordón le recuerda que ella y su familia tienen la esperanza de sobrevivir a la devastación que le espera a la ciudad.
¿Será ella una traidora? Para Yahweh no; para El es una mujer de gran fe. Analicemos la historia de Rahab desde el principio y veamos qué podemos aprender de su vida.
RAHAV LA RAMERA
Rahab era prostituta. Esta idea ha escandalizado tanto a algunos comentaristas bíblicos que prefieren pensar que se trataba de una simple encargada de posada. Pero la Escritura es clara y no disfraza la verdad . Leamos Yahoshua/Josue 2:1 "Yahoshúa hijo de Nun envió secretamente dos espías desde Shitim, y les dijo: “Vayan, reconozcan la región de Yerijó”. Así que salieron, y llegaron a la casa de una ramera llamada Rahav y se hospedaron allí." y leamos en Yacobo 2:25 "De igual manera, ¿no fue justificada también la ramera Rahav por las obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Es probable que en la sociedad cananea la profesión de Rahav fuera, hasta cierto grado, respetable. Aun así, la cultura no siempre puede acallar la conciencia, ese sentido interno de lo bueno y lo malo que nos ha dado Yahweh...."Cuando los gentiles, que no tienen la Torah, practican espontáneamente lo que requiere la Torah, ellos que no tienen Torah son una Torah para sí mismos. Con eso muestran el contenido de la Torah escrito en sus corazones; por eso su conciencia les da testimonio, y sus razonamientos se acusan o se defienden unos a otros".(Romaniyim 2:14, 15). Quizás Rahav estuviera consciente de que su oficio era degradante. Quizás, como les sucede hoy a muchas mujeres que están en su misma situación, se sintiera atrapada, sin más opciones para mantener a su familia. De seguro anhelaba una vida mejor. En su tierra abundaban la violencia y los actos degenerados, como el incesto y el bestialismo (Vayigrá 18:3, 6, 21-24). Los excesos del país se debían en gran parte a la religión. Los templos fomentaban la prostitución ritual, y la adoración de dioses demoníacos como Baal y Mólek exigía la quema de niños vivos. (Verdaderamente un ambiente terrible)
Yahweh conocía muy bien la barbarie que tenía lugar en Canaán. Tanto es así que dijo: “La tierra está inmunda, y traeré sobre ella castigo por su error, y la tierra vomitará a sus habitantes” (Vayigrá 18:25). ¿Qué incluía dicho castigo? “Yahweh, tu Elohe, irá expulsando a estas naciones de delante de ti poco a poco”, fue la promesa que Yahweh hizo a su pueblo (Devarim 7:22). En realidad, siglos atrás, él ya había prometido que daría aquella tierra a los descendientes de Avrahán, y “Yahweh[...] no puede mentir” (Tito 1:2; Bereshit 12:7).
Sin embargo, había algunos pueblos a los que Yahweh había condenado a desaparecer (Devarim 7:1, 2). Siendo el justo “Juez de toda la tierra”, él había leído sus corazones y podía ver lo arraigadas que estaban su maldad y su depravación (Bereshit 18:25; 1 Crónicas 28:9). Ese era el caso de Jericó. ¿Cómo habrá sido para Rahab vivir en una de aquellas ciudades condenadas? Solo podemos imaginar lo que debió sentir al oír hablar de los israelitas. Escuchó que décadas atrás Yahweh le había dado a Israel, aquella nación de esclavos oprimidos, una aplastante victoria sobre el ejército de Mitzrayim/Egipto, la potencia militar número uno del planeta. ¡Esa era la nación que estaba a punto de atacar Jericó, y sin embargo sus habitantes insistían en hacer el mal! Se comprende que la Escritura diga que los compatriotas de Rahab “obraron desobedientemente” (Ivrim 11:31).
Pero Rahav era distinta. Es probable que a lo largo de los años hubiera escuchado los informes que llegaban sobre Israel y su Elehe. ¡Qué diferente era de los dioses cananeos! Este Elohe luchaba por sus adoradores, no los oprimía; elevaba sus normas morales, no las rebajaba. Este Elohe valoraba a las mujeres, no las veía como objetos sexuales que se podían comprar, vender y humillar en ritos pervertidos. En cuanto Rahav escuchó que Israel había llegado al Jordán y que estaba preparando un ataque, debió de sentirse aterrada por lo que le esperaba a su pueblo. ¿Se habrá fijado Yahweh en esta mujer? ¿Habrá leído su corazón?
Hoy día, muchas personas se sienten como Rahav: atrapadas por un estilo de vida que les roba la dignidad y la alegría; sienten que son invisibles, que no valen nada. La historia de esta mujer es un consuelo para todas ellas, pues nos deja ver que ninguno de nosotros pasa desapercibido para Yahweh. No importa lo bajo que hayamos caído, él “no está muy lejos de cada uno de nosotros” (Maaser 17:27). Yahweh está cerca, listo para dar esperanza a quienes confían en él. ¿Fue ese el caso de Rahav?
RECIBIÓ A LOS ESPÍAS
Unos cuantos días antes de que los israelitas marchen alrededor de Yericó, dos forasteros llaman a la puerta de Rahav. Quieren pasar desapercibidos, pero los habitantes de Yericó están en alerta, tratando de descubrir a posibles espías de Israel. Para Rahav no es raro recibir a extraños en casa, pero estos hombres solo quieren alojamiento, no los servicios de una prostituta. La avispada mujer no debe tardar en atar cabos.
Los hombres son, en efecto, espías israelitas. Yahoshua/Josué, su comandante, los ha enviado a descubrir los puntos fuertes y débiles de Yericó. Esta es la primera ciudad de Canaán que Israel va a invadir, y quizás la más poderosa de todas. Yahoshua/Josué quiere saber a qué se van a enfrentar él y sus hombres. Los espías no llegan a casa de Rahav por casualidad. En un lugar así, un forastero de seguro pasaría inadvertido. Tal vez puedan incluso conseguir información útil escuchando alguna conversación indiscreta.
Rahav los recibe hospitalariamente. Les permite la entrada en su hogar, y si tiene sospechas sobre quiénes son o qué hacen allí, eso no la detiene. Quizás quiere aprender más sobre su Elohe.
De pronto llegan unos servidores del rey de Yericó. Corre el rumor de que hay unos espías israelitas en casa de Rahav. ¿Qué hará ella? Si protege a estos enemigos, ¿no pondrá en peligro a su familia entera? ¿No los matarán a todos por su traición? Por otro lado, Rahav sabe a ciencia cierta quiénes son estos hombres. Si reconoce que el Elohe de Israel es mejor que el suyo, ¿no será esta una buena oportunidad de ponerse de parte de él?
Aunque no hay mucho tiempo para pensar, Rahav es ingeniosa y actúa enseguida. Esconde a los espías entre los tallos de lino que tiene secándose en la azotea. Entonces les dice a los siervos del rey: “Sí, es cierto que los hombres vinieron a mí, y yo no sabía de dónde eran. Y aconteció que, al tiempo de cerrar la puerta, al oscurecer, los hombres salieron. Simplemente no sé adónde se habrán ido los hombres. Corran tras ellos rápidamente, porque los alcanzarán” (Yahoshua/Josué 2:4, 5). Imagine a Rahav mirando a los emisarios a la cara. ¿Percibirán el miedo que siente por dentro?
Rahav arriesgó su vida escondiendo a dos siervos de Yahweh entre tallos de lino
¡El engaño funciona! Los hombres del rey salen corriendo hacia los vados del Yordán (Yahoshua/Josué 2:7). Rahav debe de dar un tenue suspiro de alivio. Con esa sencilla estrategia ha logrado despistar a aquellos asesinos que no tienen derecho a conocer la verdad. Y así ha salvado la vida de dos siervos del Elohe verdadero...Yahweh.
Rahav sube corriendo a la azotea y les cuenta a los espías lo que ha hecho. Pero además les revela un dato crucial: Yericó está desmoralizada y tiembla de miedo a causa de los invasores. ¡Qué buenas noticias para estos dos israelitas! ¡Los malvados cananeos están aterrados ante el poder de Yahweh, el Elohe de Israel! Luego, la mujer dice algo que es de mucha más trascendencia para nosotros. Ella asegura: “Yahweh su Elohe es Elohe en los cielos arriba y en la tierra abajo” (Yahoshua/Josué 2:11). Los informes que ha escuchado le han bastado para entender que el Elohe de Israel merece su confianza, así que decide poner su fe en él.
No hay dudas en la mente de Rahav: Yahweh le dará la victoria a su pueblo. De modo que pide rajemim a los espías; les ruega que les perdonen la vida a ella y a su familia. Ellos aceptan, pero con una condición: tiene que guardar su secreto y debe colgar un cordón rojo escarlata de su ventana, sobre la muralla de la ciudad. De ese modo, los soldados podrán protegerla (Yahoshua/Josué 2:12-14, 18).
El caso de Rahav nos enseña una verdad fundamental sobre la fe. Como indica la Escritura, “la fe sigue a lo oído” (Romaniyim 10:17). Rahav oyó informes confiables sobre el poder y la justicia de Yahweh, lo cual la llevó a ejercer fe y confiar en él. Nosotros tenemos muchísima más información disponible sobre Yahweh. ¿Nos esforzaremos por llegar a conocerlo? ¿Nos impulsará lo que hemos aprendido en la Escritura a poner fe en él?
YERICO, LA PODEROSA CIUDAD SE DESPLOMA
Rahav prepara el escape de los espías: cuelga una soga de su ventana para que puedan bajar por el muro y escabullirse hacia las montañas. En las empinadas laderas que hay al norte de Yericó abundan las cuevas donde podrán esconderse hasta que sea seguro volver al campamento israelita con las buenas noticias que les ha dado la mujer.
Rahav puso fe en el Yahweh, Elohe de los israelitas.
Poco después, Yahweh detiene el curso del río Yordán e Israel cruza sobre suelo seco (Yahoshua/Josué 3:14-17). De seguro, Yericó se sacude de terror al enterarse de lo ocurrido. En cambio, a Rahav esta noticia le confirma que ha hecho bien en poner su fe en Yahweh.
Llegan entonces los largos días de las marchas de Israel alrededor de Yericó: seis días, seis marchas. Pero el séptimo día es diferente. Tal como se mencionó al inicio del artículo, la marcha comienza al amanecer, y tras rodear la ciudad una vez, el ejército continúa caminando (Yahoshua/Josué 6:15). ¿Qué está pasando?
Los soldados rodean la ciudad siete veces y se detienen en seco. Los shofar/cuernos dejan de sonar. Se hace un silencio sepulcral. Dentro de las murallas, la tensión es casi insoportable. De pronto, a la señal de Yahoshua/Josué, el ejército alza sus voces por primera vez. ¡Qué grito tan poderoso! Pero solo están gritando. “¿Qué clase de ataque es ese?”, quizás se pregunten los guardias apostados sobre la muralla. La respuesta no tarda en llegar. La gran estructura de piedra comienza a temblar bajo sus pies. Se sacude, se resquebraja y se derrumba por completo. Pero ocurre algo curioso: al asentarse la nube de humo, se observa una sección de la muralla que ha quedado en pie. Es la casa de Rahav, un monumento solitario a la fe de una mujer sobresaliente. Imagine cómo debe sentirse al ver que Yahweh la ha protegido. ¡Su familia está sana y salva! (Yahoshua/Josué 6:10, 16, 20, 21.)
El pueblo de Yahweh también actuó con respeto ante la fe de Rahav. Al ver que su hogar sobresalía entre las ruinas de la muralla como una palmera en el desierto, los israelitas reconocieron que Yahweh estaba con ella. Rahav y su familia sobrevivieron a la ejecución de aquella impía ciudad. Tras la batalla, se le permitió a Rahav acomodarse cerca del campamento de Israel, y con el tiempo se integró a la nación. Se casó con un hombre llamado Salmón, y su hijo, Boaz, fue un hombre de gran fe que se casó con Rut, la moabita (Rut 4:13, 22). De hecho, el rey Dawid y hasta Yahshua Ha Mashiaj descendieron de esta extraordinaria familia (Yahoshua/Josué 6:22-25; MattiYah 1:5, 6, 16).
Amados ajim y ajotis no hay duda de que Yahweh responde a la fe que mostramos y la historia de Rahav demuestra que nadie es insignificante a la vista de Yahweh, y hayamos sido lo que hayamos sido en nuestra vida anterior, si El nos da fe y esa fe crece en nosotros, El trabaja en nuestra vida para la Glortia de El.
Él nos ve a todos y lee nuestros corazones. Y cuando descubre una chispa de fe, como la que había en el corazón de Rahav, se llena de alegría. La fe de esta mujer la movió a actuar. Tal como dice la Escritura, “fue declarada justa por [sus] obras” (Yacobo 2:25). ¡Sin duda, un ejemplo de fe digno de imitar!
Con todo lo que hoy dia conocemos de la historia de los tratos de Yahweh con nuestro pueblo NO TENEMOS EXCUSAS, porque deberiamos actuar en una fe mas grande.
Shalom
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