24/4/13

EL ARREPENTIMIENTO SINCERO NO ES LO MISMO QUE REMORDIMIENTO

(Estudio recopilado del pensamiento hebreo y compartido para los lectores de la Kajal de Talmidim de Yahshua HaMashiaj)
(Contribuido)
UN ARREPENTIMIENTO SINCERO
"Arrepentíos vosotros en el nombre de Yahshua Ha Mashiaj para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Ruaj Hakodesh/Espíritu Santo” (Sefer de Silas-Maaser 2:36-38).
De ese pasaje se infiere que quien no se arrepienta, no obtiene el Ruaj Ha Kodesh del Abba, amados míos.
Pero... ¿qué significa arrepentirse?
Entre las definiciones se incluyen las siguientes: apartarse afligido de la antigua forma de actuar; cambiar positivamente el modo de pensar; sentir profundo remordimiento o contrición; entristecerse
reconociendo uno mismo su culpabilidad ante Yahweh; aborrecer
los pecados anteriores; alejarse completamente del pecado.

La kitbé Kodesh describe el arrepentimiento como un profundo reconocimiento de nuestros pecados y la consiguiente tristeza que nos hace cambiar nuestro modo de pensar y actuar. El shalej Shaul lo explicó de esta manera:
“La tristeza que es según Yahweh produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (Sefer de Shaul a los Qorintiyim Bet 7:10).
En ese pasuk la palabra traducida como "tristeza" significa una humilde contrición, como la que se hace tras autoevaluar y reconocer un error que se haya cometido.
LA TRISTEZA SEGUN EL MUNDO:
La tristeza del mundo es superficial, de manera que no produce un cambio verdadero y permanente en las personas.
Pero la tristeza que es según Yahweh nos permite ver cuán perversos somos como humanos; nos hace poner nuestra esperanza en Yahweh y nos lleva a hacer un compromiso profundo que realmente transforma nuestro modo de pensar y actuar.
La esencia del arrepentimiento es el cambio, pero es un cambio interno: dejar nuestra antigua forma de vivir para obedecer y servir a Yahweh. Kefá, en el sermón que citamos anteriormente, describió el arrepentimiento como una profunda y sincera expresión de sumisión a Yahweh. Esto es el resultado de haber reconocido nuestra culpabilidad ante Yahweh y lo que Yahshua hizo como nuestro Salvador personal para reconciliarnos con el Abba (Sefer de Shaul a romaniyim 5:8-10; Qorintiyim bet 5:18-20). El arrepentimiento nos une al Abba y a Yahshua Ha Mashiaj en una relación extraordinaria. ¡Nos hace posible recomenzar con El!
El milagro del arrepentimiento ocurre tras haber sido "llamado" por Yahweh, amados míos. En lo que se refiere a nuestra relación con Yahweh, debemos comprender desde un principio que el arrepentimiento es en sí un milagro y un don que incluso podemos pedir a Yahweh. Vemos claramente en la Torah que la oportunidad de arrepentirnos es un don de Yahweh, que sólo es posible cuando él nos trae hacia sí. Yahshua dijo claramente:
“Ninguno puede venir a mí (Yahshua), si el Abba (Yahweh) que me envió no le trajere . . .” (Sefer de Yonahan 6:44). En otras palabras, nuestro Abba Yahweh nos tiene que "llamar" hacia Su Ben Yahshua. Y luego Su Ben nos muestra como recomenzar con el Abba y ser salvos. En el Sefer del Hitgalut/Revelacion, Yahshua llama a los salvos, "los LLAMADOS, escogidos y hallados fieles."
Es imposible que un ser humano, basado en sus propias fuerzas, interés e intelecto, entregue su voluntad completamente a Yahweh. Humanamente, no podemos comprender la profundidad del cambio que Yahweh desea en el ser humano.
El primer paso, como ya hemos visto antes: Arrepentirse...
“En aquellos yom vino Yonahan el Inmersor anunciando en el desierto de Yudea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino del shemayim se ha acercado” (Sefer ha MattiYah 3:1-2). Yonahan el inmersor estaba haciendo un llamado al arrepentimiento para aquellos que tuvieran la entrada al Reino en gran estima.
Después de que Yahweh nos llama, el arrepentimiento es el primer paso en nuestra relación con él, amados míos. Sin el arrepentimiento, nos encontramos apartados de Yahweh: “He aquí que no se ha acortado la mano de Yahweh para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Yahweh, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Sefer del Nabi YeshaYah 59:1-2).
Amados, el pecado crea separación entre Yahweh y el ser humano, y causa que no nos oiga ni escuche nuestras oraciones, a no ser que vengan de un corazón contrito y sumiso. Sin embargo, Avinu quiere que todos se arrepientan y se conviertan en verdaderos benei suyos (Kefa Bet 3:9; YOnahan 1:12). Para que esto pueda suceder, Yahweh en su gran rajamim nos llama, y por vajesed Suya empieza a guiarnos al arrepentimiento mediante Su Ben Amado Yahshua (Sefer ha Romaniyim2:4).
Notemos cómo el shalujim Kefas enseñó a quienes Yahweh estaba llamando. En su primer sermón, el cual anuncio en la Fiesta de Shavuot, Kefas dijo: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Yahshua a quien vosotros crucificasteis, Yahweh le ha hecho Adon/Amo y Mashiaj."
Aquellos que le escuchaban “se compungieron de corazón” y preguntaron a Kefas y a los demás shelujim: “Varones ajim, ¿qué haremos?” Kefas respondió: “Arrepentíos y sed inmersos cada uno de vosotros en el nombre de Yahshua Ha Mashiaj para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Ruaj Hakodesh."
Tanto Kefas, Yonahan, MattiYah y todos los demás seguidores de Yahshua lo acababan de recibir ese yom estando reuniudos para la fiesta en Yahrusalaim. Necesitamos cambiar o renovar nuestra mente, entendimiento y lev. Necesitamos ayuda incluso para entender lo que es el pecado. Por eso Yahweh tiene que concedernos el arrepentimiento (Sefer de Maaser 11:18; Timotio Bet 2:25).
Además, tras haber sido "llamados," necesitamos la fuerza de voluntad, tanto el deseo como la decisión de arrepentirnos. Este deseo también viene de Yahweh, “porque Yahweh es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Sefer a los Filipiyim2:13).
Amados, aunque Yahweh “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la emet” (Timotio Alef 2:4), él no obliga a nadie a arrepentirse. El nos ha dado "libre albedrío" o facultad de tomar desiciones propias. Su benignidad y bondad nos guían al arrepentimiento (Sefer de Romaniyim 2:4), pero él no decide por nosotros; la decisión sigue siendo nuestra. Quienes sinceramente se arrepienten, se dan cuenta muy pronto de que Yahweh está obrando activamente en su vida, trabajando en ellos para crear un profundo deseo de realizar los cambios necesarios para agradarle y ser "uno" con El (Yahweh) y Su Ben (Yahshua). Queriendo saber qué es lo que Yahweh espera de ellos, los "llamados" celosos y gozosos estudian la Kitbé, la inspirada Palabra de Yahweh, para comprender mejor cual es Su voluntad y el llamado tan excelso que han recibido. (Y ese es un llamado a "ser primicias" de la raza humana en esta era, (como ya hemos comentado en otros mensajes). Tales personas desean someterse voluntariamente a Yahweh y vivir siempre de acuerdo con sus instrucciones.
El estudio diligente y sincero de la Davar de Yahweh, junto con un fuerte deseo de someternos a su voluntad, pronto nos permite ver dentro de nosotros los mismos deseos egoístas que dominan el comportamiento y la forma de pensar de todo ser humano. Empezamos a reconocer la influencia penetrante que tiene la “mente carnal,” como tan acertadamente la llamó el sheluk Shaul (Sefer de Qolasiyim 2:18), en nuestro pensar y actuar.
Pero primero, Yahweh tiene que convencernos del pecado (Sefer de Yonahan 16:8) para que podamos arrepentirnos y así comprender cuán alejados estamos de sus caminos. Debemos empezar a comprender el engaño de  satan (exterior) y de nuestra inclinacion al mal (interior) del que hemos sido víctimas para poder ver el pecado que vive dentro de nosotros y reconocer la hostilidad tan arraigada que tenemos contra Yahweh y sus leyes, “por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Yahweh; porque no se sujetan a la Torah de Yahweh, ni tampoco pueden” (Sefer de Romaniyim 8:7).
Amados míos, reconocer el pecado en nosotros constituye un avance muy significativo, pues el primer paso para cambiar un mal hábito o evitar una mala acción es reconocer y aceptar que existe un problema. Y ese problema es que hemos estado engañados y enceguecidos por el pecado.

Debemos estar dispuestos a reconocer nuestras faltas y aceptar nuestra culpabilidad:
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (Sefer de Yonahan Alef 1:9-10).

Espero que esta Halajá les haya servido de edificación, y les proporcione una herramienta mas para la comprensión del Plan Maestro de Yahweh y les sirva de provecho para ayudar a otros "llamados" de Yahweh.
BARUT ATA HASHEM YAHWEH MALKEINU
Y BARUT YAHSHUA HA MASHIAJ

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