6/5/15

SERVIR A YAHWEH CON SIMJA

"Servir a Yahweh con simja"
Dos pasukim de la Toráh mencionan lo siguiente:
1) "Te alegrarás de todo el bien que Yahweh te ha dado". (Devarim 26:11) y
2) "He colocado delante de tí la jayim y la muerte, y tu escogerás la jayim" (Devarim 30: 15-19).
Estos dos pasukim dejan entrever que la asheret de vivir, el optimismo y el bienestar pudieran ser escogidos libremente como si un sentimiento afectivo pudiera ser erigido artificialmente al nivel de un mitzvot o de una obligación. Esto puede ser sentido como una provocación, al momento que uno pasa por pruebas, dificultades y dramas, no es fácil simplemente ser asher. Sin embargo, el segundo pasuk sugiere: exige la jayim, a fin de que tú y tu posteridad puedan vivir. Viene a la mente la pregunta: ¿Es que el hombre es libre de escoger entre la jayim y la muerte? De hecho, elegir la vida significa optar por la libertad, la emet, el ahavah, lo que significa igualmente crecer, ser sensible, condiciones estas indispensables para la expresión de nuestro ahavah por Yahweh porque "no son los muertos los que dan Halel a Yahweh", como dice el tehilista.
La jayim yisraelita, el ritual, consagran los sentimientos y la belleza de la jayim a nuestro Elohe Verdadero YAHWEH. El tiempo no es una marcha inexorable hacia la muerte, hacia la nada. Tampoco es la constante del carácter triste y angustiante de la jayim en la que la absurdidad aparente puede conducir al abandono. Es más bien el bienestar que el hombre espiritual vive, en la exaltación de la celebración espritual ligada al tiempo, porque así le permite saber transformar lo efímero en eternidad.
El tiempo del pasado, el del presente y el del futuro forman una única realidad. Esta doble dimensión, a la vez de simja experimentada y de la escogencia de la jayim, nos permite vivir el instante e insertarnos en la trama del futuro. Así el yisraelita se inscribe en la Historia, a fin de aportar a la humanidad este suplemento del alma, que nos permite transcender la banalidad, y sublimar el profano cotidiano. En efecto, la vía de la Toráh, la simja en el pueblo yisraelita es el sentimiento interno del deber cumplido, de la conformidad a la voluntad divina. Esta simja encuentra su traducción y finalidad en los actos concretos que tienen como finalidad en nuestra vida, hacernos sensibles a la presencia de Yahweh. Las delicias del Shabbat (oneg Shabbat), la realización de la fiesta (en el cual la simja es la recompensa), las celebraciones espirituales, son las ocasiones propicias para realizar la vida en kadushá que estamos aprendiendo. A fin de introducir en el mundo más justicia, más fraternidad, más ahavah, lo que nos da la conciencia vaga de participar en la obra de dar a conocer al mundo la torah, recreando a nuestro nivel el mundo futuro a fin que se convierta en la expectativa de todas las ovejas de Yisrael. Todo esto imprime al tiempo efímero de nuestra jayim, una inscripción en la eternidad así como una duración cualitativa particular que nos permite trascender de nuestra condición aparentemente miserable de hombre a una condición de agente de Yahweh, su mensajero, para proseguir su PLAN DE SALVACION.

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