"LOS TESOROS ESCONDIDOS PARA LOS BENEI YISRAEL"
Parashá (Porcion) de Silvano (mal adjudicada a Lucas)
Silvano 15:1-10
" Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Yahshua para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos».
Yahshua les dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”. Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el shemayim por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido”. Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los malajim/ángeles de Yahweh Elohe por un solo pecador que se convierte» (Silvano 15,1-10)."
REFLEXION
Las tres parábolas del capítulo 15 de Silvano son la respuesta de Yahshua al cuestionamiento de su cercanía con gente pecadora.
Yahshua justifica mediante estas historias su comportamiento, diciendo que Yahweh se alegra por la conversión de un pecador, mucho más que por la perseverancia de los justos. Con esa confianza espera la conversión de todos ellos.
La asher/alegría de Yahweh contrasta con la murmuración de los que cuestionan a su Ben Yahshua. Nuestro Rabi y Melej invita entonces a compartir la asher/alegría de Yahweh Elohe, su Abba.
Las parábolas siempre contienen una interpelación al oyente, para que haga una opción:
«¿Qué hombre entre ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? (Silvano 15,4).
«¿O qué mujer que tiene diez dracmas y pierde una, no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido“ (Silvano 15,8-9).
Lo más probable es que NADIE deje desamparadas 99 ovejas para tratar de salvar solo una.
Y difícilmente una mujer comente en el vecindario que encontró una valiosa moneda perdida. Mucho menos que tiene guardada nueve más en su casa. Cuanto menos se sepa más seguras estarán…
La gran novedad del mensaje que Yahshua Has Mashiaj quiere transmitir con estas parábolas es que Yahweh Elohe es diferente a los hombres. No podemos imaginar a Yahweh obrando con los criterios a los que nos hemos acostumbrado. El sí quiere encontrar cada hijo perdido, para que comparta la asher/alegría de su Bayit/Casa.
En la parábola de la moneda perdida podríamos identificarnos con la búsqueda escrupulosa de la mujer. Estaríamos muy dispuestos a perder mucho tiempo para encontrar algo muy valioso. No nos resignaríamos a perderlo. Sin embargo una sola oveja, aún la más robusta, tendría poco valor EFECTIVO en comparación con el rebaño entero, que no convendría arriesgar. Pero puede tener un gran valor AFECTIVO. En ese caso la búsqueda queda justificada, para evitar su muerte. Ése es el motivo que Yahweh Elohe tiene para buscar a sus hijos perdidos. No espera que se conviertan para acogerlos: la oveja no retornó: fue buscada y encontrada.
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