“Datos del Nombre
del Ser Supremo”
Los atributos
del Nombre memorial, análisis etimológico
El nombre del Ser supremo se escribe con cuatro letras hebreas יהוה (hwhy), de ahí que se les haya designado con el termino griego
tetragrama. El Nombre procede del verbo arcaico hawa, (ser, existir, vivir) funcionando de dos maneras.
Primeramente como un Hifil o forma causativa (no existe esta compleja
conjugación en el castellano). Con el significado: “Él causa el ser” o “Él lleva a ser”
De manera, que si se toma en cuenta la respuesta “Yo Seré el que Seré” (Shemot 3:14), Yahweh Asher Yahweh, se interpretaría como: “Él lleva a la
existencia todo cuanto existe.” El Nombre describe por tanto, al
Pastor de Israel como el Creador del universo. Las siguientes citas resaltan
precisamente el aspecto creador del Nombre del Bendito: “Nuestro socorro está en el Nombre del Bendito
de יהוה, que hizo los cielos y la tierra” (Tehilim 124:8); “Él edifica su morada en los cielos, y pone en la tierra los
cimientos de su firmamento. Convoca las aguas del mar y las derrama sobre la
faz de la tierra. ¡Yahweh es su Nombre!; “Buscad al que hizo las Pléyades y el
Orión, que a las tinieblas convierte en mañana, y que hace oscurecer el día
hasta que se hace noche”; “Buscad al que llama a las aguas del mar y las
derrama sobre la superficie de la tierra. ¡Yahweh es su Nombre!” (Am. 5:8; 9:6). Vale la pena señalar que
el nombre compuesto Yahweh Sebaot
(Tehilim 24:10), se
ha traducido incorrectamente en algunas versiones de las Escrituras como “El
Señor de los Ejércitos”, lo correcto sería “Él lleva los Ejércitos (¿de Israel o del Cielo?) a la existencia.”
El Nombre es también un Kal, que es una flexión simple del verbo ser, ya sea en tiempo
presente: “Él es
quien es” o “El auto-existente”; ya en futuro imperfecto: “Él es quien será
continuamente” es decir: el Eterno, la presencia activa que siempre
protege a su pueblo. Tal sentido de eternidad es recalcado en este pasaje:
“Para
siempre será su Nombre; será perpetuado mientras dure el sol. En Él serán
benditas todas las naciones, y lo llamarán bienaventurado” (Tehilim 72:17).
Concluyendo: el Nombre es por etimología, absolutamente inmutable e
imperecedero.
Amados míos no olviden jamás Su Nombre.
Yahweh, es el único Nombre del
Todopoderoso, todos los demás epítetos son títulos de excelsitud que buscan
reverentemente resaltar algún aspecto de su naturaleza. Es un nombre propio no
un título descriptivo. Los títulos no dignifican aun más al Nombre de Yahweh;
por el contrario, es el sublimísimo Nombre de Yahweh el que enaltece a los
tales.
En las Escrituras nazarenas se emplea constantemente
en expresiones relativas al reino venidero, por ejemplo “El reino del Cielo” corresponde a “El reino
de Yahweh” (Mt. 3:2; 5:3; Mr. 1:15).
Otros títulos reverénciales son “El Poder” (Mr. 14:62), que es un claro substituto del tetragrama. Dentro de la
tradición petrina aparece la “Magnífica Gloria” (Kefas Bet 1:17).
El más conmovedor, el más tierno, el más amoroso de
todos los títulos dados a Yahweh es “Abba”, y que en lengua aramea significa papá o papacito ¡Sólo el Mashiaj y sus seguidores han llamado a Yahweh de ese
modo tan familiar, tan llano! La unión del Nombre con algún título se debe
interpretar dentro del contexto a fin de encontrar no solamente una serie de
atributos y virtudes del Todo Misericordioso, sino los motivos y propósitos de
sus mismas acciones.
En la literatura apócrifa y en los
sidurim o libros de oraciones del judaísmo los títulos más comunes son: “Rey
de los seres supremos y Rector de todas las Potestades”, “El Paciente”; “El
Compasivo”; “El Perdonador”; “El Misericordioso”; “Creador de Todo” o “Yozer ja
Kol” (Eclo. 24:8; 51:12); “El Digno de ser Alabado” o “El ja Tishbajot”; “El
Guardián de Israel” o “Shomer Israel”; “El Escudo de Abraham” o “Magen Avraham”;
“Roca de Issac” o “Zur Yizjaq” y “Rey sobre el Rey de Reyes” o “Melek Malkei ja
Melakjim”, el cual fue encontrado en un pasaje de Ben Sira, insertado después
del 51:12 en el griego, dicho apelativo sólo ha sido preservado en la versión
hebrea. También está “El Altísimo” o “Elyon”, que en las versiones griegas se
puede encontrar como “Hypsistos”; “Theos o Pantokrator” (2ª Cor. 6:18; Rv. 1:8;
4:8; 11:17; 15:3; 16:7, 14; 19:6, 15; 21:22). Otro titulo bastante habitual es “Jo
Aionios” o “El Eterno”, que es traducción del hebreo “El Olam” (1ª Bar.
4:20,22); “El Ser Supremo de Verdad” (1ª Esd. 4:40); “El Ser Supremo de
Majestad Viviente” (Est. 16:16). En los escritos latinos está “Señor Soberano”
o “Dominator Dominus” (4° Esd.6:11). Otro titulo bastante conocido es “Caelum”
o “Los Cielos” (1° Mac. 4:24, 55; 12:15).
En el hebreo talmúdico aparece comúnmente “Adonay”, “Elohim”, “Shadday”,
y “Ha Shem” o “jaShem”, o sea “El Nombre”. En la literatura rabínica se
encuentran: “El Grande”; “El Poderoso”; “El Majestuoso”; “El Santo Bendito sea”;
“El Supremo Rey de Reyes”; “Soberano del Universo”; “El Lugar”;“El Todo Misericordioso”;
“El Justo”
Debido a la doctrina farisea de mantener el Nombre oculto e
impronunciable, en el periodo talmúdico surgió la pregunta básica referente a
cuáles títulos o nombres del Eterno pueden escribirse, cuáles pueden entonarse
en el canto litúrgico de la sinagoga y cuáles pueden ser borrados o eliminados
de los documentos después de que hayan sido escritos. De acuerdo a los talmudistas pueden escribirse siete nombres
o títulos
del Eterno pero una vez escritos no pueden borrarse. Ellos son: Yahweh, El, Elohim, Eheyeh Asher Eheyeh,
Adonay, Sebaot y Shadday (Shevu. 35a-b). El Talmud declara además que
pueden escribirse sin restricción alguna todos los otros títulos del Eterno.
Con todo, los judíos ortodoxos han acuñado varios títulos para sustituir a ciertos títulos permitidos por el Talmud, por
ejemplo: Elokim para evitar Elohe, Adoshem
para evitar Adonay, etcétera, porque ellos creen que hay
restricciones en la pronunciación de todos los nombres del Inmarcesible.
Y ¿Qué hacer con los documentos y objetos hebreos que contienen el
nombre o los títulos del Eterno?
La jurisprudencia hebrea ha establecido que los objetos y libros
sagrados no deben arrojarse a la basura, sino que deben ser sepultados,
generalmente en el cementerio judío local. Pero la mayoría de las sinagogas han
creado un lugar especial dentro del recinto llamado geniza (almacén), el cual
sirve como lugar de descanso para tales cosas hasta que llegue el momento de
sepultarlas.
Las
evidencias que apoyan la pronunciación del Nombre memorial
Actualmente, dentro de los círculos eruditos el tema del Nombre
revelado ya no es debate. Años de continua y paciente investigación han dado
frutos. La solidez de las evidencias que lo apoyan es impresionante y están
distribuidas en cinco secciones.14
A. El testimonio bíblico e histórico de los
siglos X A.E.C. al II E.C. sobre los nombres teofóricos y ciertas palabras
provenientes del protocolo, la poesía y la liturgia hebrea.
B. El testimonio de la tradición samaritana,
que va del siglo V A.E.C. hasta prácticamente el presente siglo.
C. El testimonio de los llamados padres
antenicenos y pos-nicenos que arranca del siglo I hasta el VII E.C.
D. El testimonio masorético que va de los
siglos V al X E.C.
E. Los resultados de la investigación
paleográfica, epigráfica y filológica sobre documentos e inscripciones provenientes
del Medio Oriente del primero y segundo milenio A.E.C.
Estas fuentes pueden
subdividirse en tres clases:
E1. Las transcripciones babilónicas y asirias
en escritura cuneiforme de nombres propios hebreos provenientes de los siglos
IX al V A.E.C.
E2. Las inscripciones hebreas, cananitas y
otras lenguas afines que hicieron uso del alfabeto proto-sinaítico.
E3. Transcripciones semítico occidentales de
nombres y otros materiales lingüísticos provenientes del segundo milenio A.E.C.”
Conclusión
La evidencia escritural prueba en forma contundente que el
nombre de Yahweh posee un valor sublime. Representa a una “persona de autoridad”
suprema, siendo magnificado sobre todas las cosas y por tanto, es el más grande
de todos los nombres. Es la palabra más sagrada de todos los idiomas. Debe tratarse
con extraordinario respeto. Bajo ninguna circunstancia debe usarse como una
palabra común o de uso diario e irreverente. No ha de emplearse como una
especie de amuleto o emblema publicitario en: Camisetas, kipás, calcomanías,
camisetas, sombreros, placas para automóvil, etcétera. Todas estas formas de comercialización
no son más que una blasfemia. Es pisotear la dadiva más sagrada y pura que
posee el ser humano.
La suprema
importancia del Nombre memorial
יהוה
En las Escrituras existen tres doctrina fundamentales de
superlativa importancia:
La Toráh, el Mashiaj y su
misión, y el Nombre de Yahweh; de estas se dimanan todas las demás. Sin embargo, resulta sorprendente
que aun las dos primeras doctrinas hunden sus raíces y entrelazan sus ramas en
el Nombre de
Yahweh.
El Nombre de Yahweh representa una personificación de su poder,
es como su doble o equivalente: “He aquí que el Nombre de Yahweh viene de lejos. Arde su furor
y levanta densa humareda. Sus labios están llenos de ira, y su lengua es como
fuego consumidor.” (YeshaYah
30:27). Es su gloria, o mejor dicho su honroso esplendor: “Pero por esto mismo
te he dejado con vida para mostrarte mi poder y para dar a conocer mi Nombre en
toda la tierra” (Shemot 9:16).
“Desde el
occidente temerán el Nombre de Yahweh; y
desde donde nace el sol, su gloria. Porque Él vendrá como río
encajonado, sobre el cual impele el soplo de Yahweh” (YeshaYah 59:19;.Yahoshua 7:9; 9:9), de
esta revelación surgen expresiones poéticas de gran
belleza como “la gloria o el esplendor de tu Nombre” (Tehilim 66:2; 79:9) o “el Nombre de tu
magnificencia” (Neh 9:5),
conceptos sinónimos que describen la lustrosa magnificencia de Yahweh. El Exaltarlo (Amos
2:7;Vayigra 18:21), santificar o exaltar (YeshaYah 29:3), amar (Tehilim 5:11), y bendecir (Tehilim 7:17; 9:2), el Nombre de Yahweh equivale a Exaltarlo, Invocarlo
y Bendecir a Yahweh mismo. De ahí que, Yahweh y su Nombre son prácticamente
indivisibles en las Escrituras (YeshaYah
25:1; 29:23; 56:6; Tehilim 5:11; 7:17; 9:3,10).
Cuando Yahweh jura por sí mismo, en realidad está jurando por su
Nombre (Bereshit 22:16).
Quizás, ahora sea más factible para el creyente moderno
reconocer la magnitud del Nombre; cuya
Trascendencia no
admite substitutos, corrupciones ni encubrimientos; ya que testifica
que Él es el
único que posee la vida de una manera real. Él es el único que es. Él es el único
que lleva a la existencia todo lo creado. Él es el único que produce el “ser”. El que se revela a sí mismo y da
a los herederos de Avraham su Nombre, Yahweh.
“RECORDEMOS PARA NO
OLVIDAR”
La famosa oración hebrea llamada Shemá reza así: “Oye Israel Yahweh nuestro Eloha. Yahweh uno es,
y amarás a Yahweh tu Elohe de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todo tu
poder. Y estas palabras que yo te ordeno hoy, han de permanecer sobre tu
corazón; y las inculcaras a tus hijos, y hablaras de ellas estando en tu casa,
y andando por el camino, y al acostarte y al levantarte; y las atarás por señal
en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos; y las escribirás en los
postes de tu casa y en tus portadas” (Devarim 6:4-12). Es obvio que el Nombre revelado es parte inseparable
del Shemá, quítese éste Nombre y se tendrá un texto tan mutilado
como vago e inconexo. Entonces, ¿Cómo iba a perderse la quinta esencia del credo del
pueblo del Altísimo? ¿Acaso el Omnipotente al dar la orden de repetir y enseñar
las palabras del Shemá no consideró que al paso de las centurias
nadie iba a tener la capacidad de cumplirla enteramente, puesto que ningún
mortal podría saber su Nombre a ciencia cierta? La respuesta es no.
Porque la exquisita arquitectura bíblica se vendría abajo sin el
Nombre del Eterno. El Supremo Rey de Reyes es muy claro, muy especifico
en cuanto a su Nombre. Y Yahweh es la forma por la que Él desea ser
recordado, año tras año, generación tras generación, sin importar a qué grupo étnico
pertenezcan tales generaciones. Su pueblo debe llamarlo por su verdadero
Nombre, por su único
Nombre, Yahweh. Esta es su voluntad, y dicha voluntad es
Ley soberana e inquebrantable para todos nosotros, los benei yisrael.
La bendición (Bircat Kojanim o bendición de los sacerdotes)
es otro punto que queda en el aire sin la pronunciación del Nombre del
Omnipotente. Véase la cita que se expone a continuación: “Habla a Aharon y a sus hijos y diles que así
bendeciréis a los hijos de Israel. Decidles: “Yahweh te bendiga y te guarde. Yahweh
haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia. Yahweh
levante hacia ti su rostro, y ponga en ti paz.” (Bemidbar 6:23-26).
"Yevareja
Yahweh ve ismereja,
Yaer Yahweh panaj eleja vijuneja,
Isa Yahweh panaj eleja
Veyasem leja Shalom"
Yaer Yahweh panaj eleja vijuneja,
Isa Yahweh panaj eleja
Veyasem leja Shalom"
Fácilmente se infiere que el Nombre del Bendito tiene especiales
implicaciones en la bendición; que es en realidad el hecho de tomar los flecos
(zitzit-yod) de las esquinas del manto “con que nos
vestimos” y ser visto ante los ojos de la Kajal, a esto se le llama “poner’ el Nombre excelso sobre el
pueblo para que Yahweh los bendijera: “Y pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel, y yo los
bendeciré” (Bemidbar 6:27).
¿Cómo pues iba a desaparecer la
pronunciación del Shem ja Meforash sin ser afectada la bendición del Israel del
Todopoderoso? La respuesta vuelve a ser no.
Curiosamente en el Pentateuco o “Jumash” nunca aparecen las palabras “Los Diez
Mandamientos” sino
que son referidas como Aseret
ja Devarim, (Shemot 34:28; Devarim 4:13; 10:4), “Las Diez Palabras”.
En los textos rabinícos ellas son llamadas Aseret ja Dibrot. Las palabras devarim y dibrot
proceden de la raíz,
davar, cuyo significado es: Palabra, declaración, dicho o cosa. Así, la frase
es correctamente traducida como “Los Diez Dichos”, “Las Diez Declaraciones”, “Las Diez Palabras”,
y aun “Las Diez
Cosas” pero jamás “Los Diez Mandamientos”, lo cual sería Aseret ja Mitzvot.
¿Sería aun
valida la Toráh si el Nombre del Ser Supremo hubiera desaparecido?
Si el Nombre del Rey era retirado del documento de la Alianza,
el tratado venía a ser letra muerta.
Pero en el caso especifico de la Toráh tal cosa es imposible, la
Toráh es un “berit olam,” un pacto eterno.
Durante su ministerio, Yahshua el Mashiaj nos dio Halajá (enseñanza) que es absolutamente
imposible que algún componente de la Toráh pueda extraviarse, ¡Cuanto menos el
Nombre de su Padre!: “De cierto os digo que hasta que
pasen el
cielo y la tierra, ni siquiera una yod
ni una keraia (literalmente “coronita,” denota las tagin o “coronas” adjuntas a ciertas letras de la
escritura cuadrada aramea) pasará de la Toráh hasta que
todo haya sido cumplido,”
(Mt. 5:18). Si el Nombre hubiera
sido suprimido u oculto por celestial mandato Yahshua inmediatamente lo hubiera
mencionado.
Recapitulando: la hipótesis de la pronunciación perdida
es un yerro gravísimo, porque la Toráh es un pacto de vasallaje entre Yahweh e
Israel, ninguna alianza es válida si no existe el Nombre del rey
autor del convenio.
¿Cómo iba a seguir
vigente la Toráh si el Shem ja Meforash o el Nombre Distinguido simplemente se
había perdido en la noche de los tiempos? La respuesta es necesariamente negativa.
Pese a que la prueba escritural basta para demoler por sí misma
la enseñanza de la pronunciación perdida.
Ahora usted, después de haber sido confrontado con la evidencia
ha quedado solo frente a la verdad y ha de contestar a la pregunta siguiente: “¿Quién ha subido
al cielo y ha descendido? ¿Quién reunió los vientos en sus puños? ¿Quién
contuvo las aguas en un manto? ¿Quién levantó todos los extremos de la tierra?
¿Cuál es su Nombre, y el nombre de su hijo, si lo sabes? (Pr. 30:4). El autor de estas humildes
líneas cree que usted ya posee los elementos para dar respuesta a ella en forma
veraz y objetiva. Si no ocurrió así, la invitación del Todopoderoso aún está de
pie: “Venid,
pues, dice Yahweh; y razonemos juntos….” (YeshaYah 1:18).
Que Yahweh le bendiga y le guarde
(Disponemos un estudio completo con datos de todo tipo para
completar este estudio compartido, titulado “TODO SOBRE EL NOMBRE DIVINO”)
Solicítelo a este correo
“Kajal
Yisraelita de Yahshua Siló”
Que puedo comentar, si estoy extasiado, no pudiendo agregar nada, todo esta exquisitamente esplicado.
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