"UNA VERDADERA HIJA DE ELOHE ISRAELITA" Emoticono smile
La Torá nos cuenta que después de que Yahweh creó al primer hombre, lo durmió y separó de éll a quien sería su esposa, Jawá, pues él había visto que estaba solo y necesitaba una compañía. A Jawá la Torá la llama "ézer kenegdó" - es decir, una ayuda para él.
Adam no llegó a ser íntegro y completo hasta el momento en que Jawá fue creada. Es decir, que el concepto de ser "una ayuda para él" significaba complementarlo. De aquí aprendemos que para que el hombre pueda cumplir correctamente su función en este mundo, necesita a la mujer. Y por eso se debería categorizar al hombre como el "sexo débil", pues fue él el que necesitó de la ayuda de su mujer, y no al revés.(ES UNA ALABANZA A LAS MUJERES
Por otro lado, la Toráh dice en Bereshit/Génesis 2:23: "Adam dijo: Esta vez, este es hueso de mis huesos y carne de mi carne". Esto nos enseña que también la mujer necesita del hombre para estar completa. Toda mujer, así como Jawá, es "la madre de toda vida" (3:20). Ella es la renovadora eterna de la humanidad, la que da a luz a nuevas vidas y da forma a su relación con el hombre. Y es por esta razón que la mujer necesita al hombre para poder llevar a cabo su función y cumplir junto con él, el propósito de la vida. En definitiva vemos que uno sin el otro no pueden llegar a ser íntegros ni completos.
Más aún, a pesar de que las diferencias físicas que existen entre el hombre y la mujer nos muestran sus diferentes roles, puesto que ambos fueron creados a imagen de Elohe, así como está escrito en Bereshit/Génesis 1:27: "Entonces Yahweh creó al hombre a Su imagen y semejanza; a imagen de Elohe Él los creó; hombre y mujer Él los creó", esto nos debería enseñar que, de hecho, la mayor parte de sus funciones en este mundo son similares. Los dos fueron creados con la suprema función de servir a Elohe, y este concepto de espiritualidad es la que le da propósito y significado a sus vidas.
En la vida de una familia israelita nazarena, la mujer es la base de nuestra existencia como familia y como pueblo y la encargada de transmitir nuestros valores de generación en generación. Esta función le ha sido encomendada a la mujer en la revelación de Elohe en el monte Sinai, así como está escrito en la Toráh: "Moshé ascendió a Elohe y Él lo llamó desde la montaña diciendo: Así dirás a la casa de Iaacov y relatarás a los hijos de Israel" (Shemot 19:3).
"la casa de Iaacov", el pasukim se refiere a las mujeres, y al decir "los hijos de Israel", se refiere a los hombres. Además, al referirse a la casa de Iaacov la Torá dice "así dirás", mientras que respecto de los hijos de Israel, el pasuk dice "y relatarás". Y esto nos enseña que a ellas se les debe hablar con una voz suave, y no en forma dura y firme (como a los hombres), pues ellas son más sensibles. En verdad, no es necesario hablarle a la mujer con un tono de voz fuerte o estricto pues ella es delicada y agradable, y es por eso que puede entender las cosas de esta misma manera, y un tono de voz suave es suficiente para que ella capte el mensaje. Pero si todo el propósito de Moshé al hablarle a las mujeres fue pedirles que acepten la Toráh, ¿por qué fueron mencionadas primero?
La respuesta es que estas palabras no se refieren sólo a la aceptación de la Toráh sino que tienen un significado mucho más profundo. Lo que se le transmitió a las mujeres fue su misión, su propósito en la vida. A ellas se les dijo que serían las que transmitirán el mensaje a sus hijos. Ellas serían las que tendrían que hacerse cargo siendo las maestras de sus hijos. Y esta es la razón por la cual se les hablá primero a ellas, dándoles prominencia, pues las enseñanzas de la madre significan mucho más para el niño que las del padre.
Sin embargo, nosotros sabemos que la mujer no está obligada a enseñarle a su hijo, entonces, ¿por qué aquí se le dice a ella que lo haga?
La razón es porque la enseñanza a la cual nos referimos aquí es la enseñanza que precede a todas las demás enseñanzas: la enseñanza del jesed (benevolencia). Es la benevolencia de la madre más que la firmeza del padre la que le dará al niño un hermoso e ideal ahavah/amor por la Toráh. Entonces, el niño tendrá un ahavah/amor natural por la Toráh, por la belleza y por el jesed que ésta contiene.
Toráh sin jesed no es Torá. La Toráh de la madre es el jesed, y esta Toráh debe ser transmitida primero - antes que la del padre.
El EJEMPLO de Grandes Mujeres de la historia de nuestro pueblo.
Esta importante función que la mujer desempeña, es vista en los grandes momentos de la historia israelita, donde la mujer muchas veces ha jugado un rol destacado. De hecho, nos enseñan que por el mérito de la rectitud de las mujeres fuimos redimidos de Egipto. Además,La Historia nos enseña que siete mujeres de nuestro pueblo han llegado al nivel de la profecía: Sará, Miriam, Deborá, Janá, Avigail, Juldá y Ester.
En muchos relatos bíblicos se nos muestra a la mujer actuando con inteligencia, modestia, diligencia, hospitalidad, humildad, compasión, etc. Sará, aconsejó a su marido Araham. Rivká, percibió al verdadero merecedor de las bendiciones de Itzjak. Rajel, entregó la palabra clave a su hermana Leá en la noche de su casamiento, para no avergonzarla delante de la gente de la ciudad. Leá, suplicó a Yahweh para no tener que casarse con el malvado Esav. Y muchas historias más. Pero a pesar de que las mujeres forman y han formado parte de los momentos más cruciales de nuestra historia, nunca buscaron reconocimiento, sino que se comportaron de manera recatada, a pesar de sus grandes logros.
El rey Dawid compara a las hijas de Israel con los ladrillos de las esquinas de una pared Y este es el comportamiento de la verdadera mujer judía, pues mediante esta cualidad de modestia ella obtiene todas las bendiciones de Yahweh en su hogar.
La mujer israelita sabe que la función más importante de su vida es crear un hogar feliz y agradable. Mediante sus refinadas cualidades y bondad, ella trae luz no sólo a su familia sino al mundo entero. La mujer israelita está orgullosa de tener la responsabilidad de ser un "ezer kenegdó" - una ayuda para su marido y su meta es poder llegar a mantenerse fiel a ese honor y responsabilidad. Para lograr esa tan elevada ambición ella se dirige a Yahweh Elohe su Fuente de ayuda en todo momento.
En vuestras manos, amadas ajotis, está la elección de trabajar para llegar a ser "una verdadera mujer israelita" - Qué Yahweh os ilumine con sabiduría y claridad!
En le Berit Kjdasha hay muchisimas mujeres importantisimas que ayudaron y complementaron a los varones. Ninguna de ellas llevó prominencia alguna en las kehilaj, a ninguna de ellas se les llamó a ser pastores, o moreh o roeh, pero sin duda alguna todas ellas fueron una verdadera ayuda a todos los siervos de Yahweh. Ellas merecen todo nuestro respeto por su gran labor y trabajo.
La Torá nos cuenta que después de que Yahweh creó al primer hombre, lo durmió y separó de éll a quien sería su esposa, Jawá, pues él había visto que estaba solo y necesitaba una compañía. A Jawá la Torá la llama "ézer kenegdó" - es decir, una ayuda para él.
Adam no llegó a ser íntegro y completo hasta el momento en que Jawá fue creada. Es decir, que el concepto de ser "una ayuda para él" significaba complementarlo. De aquí aprendemos que para que el hombre pueda cumplir correctamente su función en este mundo, necesita a la mujer. Y por eso se debería categorizar al hombre como el "sexo débil", pues fue él el que necesitó de la ayuda de su mujer, y no al revés.(ES UNA ALABANZA A LAS MUJERES
Por otro lado, la Toráh dice en Bereshit/Génesis 2:23: "Adam dijo: Esta vez, este es hueso de mis huesos y carne de mi carne". Esto nos enseña que también la mujer necesita del hombre para estar completa. Toda mujer, así como Jawá, es "la madre de toda vida" (3:20). Ella es la renovadora eterna de la humanidad, la que da a luz a nuevas vidas y da forma a su relación con el hombre. Y es por esta razón que la mujer necesita al hombre para poder llevar a cabo su función y cumplir junto con él, el propósito de la vida. En definitiva vemos que uno sin el otro no pueden llegar a ser íntegros ni completos.
Más aún, a pesar de que las diferencias físicas que existen entre el hombre y la mujer nos muestran sus diferentes roles, puesto que ambos fueron creados a imagen de Elohe, así como está escrito en Bereshit/Génesis 1:27: "Entonces Yahweh creó al hombre a Su imagen y semejanza; a imagen de Elohe Él los creó; hombre y mujer Él los creó", esto nos debería enseñar que, de hecho, la mayor parte de sus funciones en este mundo son similares. Los dos fueron creados con la suprema función de servir a Elohe, y este concepto de espiritualidad es la que le da propósito y significado a sus vidas.
En la vida de una familia israelita nazarena, la mujer es la base de nuestra existencia como familia y como pueblo y la encargada de transmitir nuestros valores de generación en generación. Esta función le ha sido encomendada a la mujer en la revelación de Elohe en el monte Sinai, así como está escrito en la Toráh: "Moshé ascendió a Elohe y Él lo llamó desde la montaña diciendo: Así dirás a la casa de Iaacov y relatarás a los hijos de Israel" (Shemot 19:3).
"la casa de Iaacov", el pasukim se refiere a las mujeres, y al decir "los hijos de Israel", se refiere a los hombres. Además, al referirse a la casa de Iaacov la Torá dice "así dirás", mientras que respecto de los hijos de Israel, el pasuk dice "y relatarás". Y esto nos enseña que a ellas se les debe hablar con una voz suave, y no en forma dura y firme (como a los hombres), pues ellas son más sensibles. En verdad, no es necesario hablarle a la mujer con un tono de voz fuerte o estricto pues ella es delicada y agradable, y es por eso que puede entender las cosas de esta misma manera, y un tono de voz suave es suficiente para que ella capte el mensaje. Pero si todo el propósito de Moshé al hablarle a las mujeres fue pedirles que acepten la Toráh, ¿por qué fueron mencionadas primero?
La respuesta es que estas palabras no se refieren sólo a la aceptación de la Toráh sino que tienen un significado mucho más profundo. Lo que se le transmitió a las mujeres fue su misión, su propósito en la vida. A ellas se les dijo que serían las que transmitirán el mensaje a sus hijos. Ellas serían las que tendrían que hacerse cargo siendo las maestras de sus hijos. Y esta es la razón por la cual se les hablá primero a ellas, dándoles prominencia, pues las enseñanzas de la madre significan mucho más para el niño que las del padre.
Sin embargo, nosotros sabemos que la mujer no está obligada a enseñarle a su hijo, entonces, ¿por qué aquí se le dice a ella que lo haga?
La razón es porque la enseñanza a la cual nos referimos aquí es la enseñanza que precede a todas las demás enseñanzas: la enseñanza del jesed (benevolencia). Es la benevolencia de la madre más que la firmeza del padre la que le dará al niño un hermoso e ideal ahavah/amor por la Toráh. Entonces, el niño tendrá un ahavah/amor natural por la Toráh, por la belleza y por el jesed que ésta contiene.
Toráh sin jesed no es Torá. La Toráh de la madre es el jesed, y esta Toráh debe ser transmitida primero - antes que la del padre.
El EJEMPLO de Grandes Mujeres de la historia de nuestro pueblo.
Esta importante función que la mujer desempeña, es vista en los grandes momentos de la historia israelita, donde la mujer muchas veces ha jugado un rol destacado. De hecho, nos enseñan que por el mérito de la rectitud de las mujeres fuimos redimidos de Egipto. Además,La Historia nos enseña que siete mujeres de nuestro pueblo han llegado al nivel de la profecía: Sará, Miriam, Deborá, Janá, Avigail, Juldá y Ester.
En muchos relatos bíblicos se nos muestra a la mujer actuando con inteligencia, modestia, diligencia, hospitalidad, humildad, compasión, etc. Sará, aconsejó a su marido Araham. Rivká, percibió al verdadero merecedor de las bendiciones de Itzjak. Rajel, entregó la palabra clave a su hermana Leá en la noche de su casamiento, para no avergonzarla delante de la gente de la ciudad. Leá, suplicó a Yahweh para no tener que casarse con el malvado Esav. Y muchas historias más. Pero a pesar de que las mujeres forman y han formado parte de los momentos más cruciales de nuestra historia, nunca buscaron reconocimiento, sino que se comportaron de manera recatada, a pesar de sus grandes logros.
El rey Dawid compara a las hijas de Israel con los ladrillos de las esquinas de una pared Y este es el comportamiento de la verdadera mujer judía, pues mediante esta cualidad de modestia ella obtiene todas las bendiciones de Yahweh en su hogar.
La mujer israelita sabe que la función más importante de su vida es crear un hogar feliz y agradable. Mediante sus refinadas cualidades y bondad, ella trae luz no sólo a su familia sino al mundo entero. La mujer israelita está orgullosa de tener la responsabilidad de ser un "ezer kenegdó" - una ayuda para su marido y su meta es poder llegar a mantenerse fiel a ese honor y responsabilidad. Para lograr esa tan elevada ambición ella se dirige a Yahweh Elohe su Fuente de ayuda en todo momento.
En vuestras manos, amadas ajotis, está la elección de trabajar para llegar a ser "una verdadera mujer israelita" - Qué Yahweh os ilumine con sabiduría y claridad!
En le Berit Kjdasha hay muchisimas mujeres importantisimas que ayudaron y complementaron a los varones. Ninguna de ellas llevó prominencia alguna en las kehilaj, a ninguna de ellas se les llamó a ser pastores, o moreh o roeh, pero sin duda alguna todas ellas fueron una verdadera ayuda a todos los siervos de Yahweh. Ellas merecen todo nuestro respeto por su gran labor y trabajo.
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